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La esencia de cada instante: Entrevista con el fotógrafo de bodas Iker Larburu

Cada boda es un universo de emociones, miradas y momentos fugaces que merecen ser inmortalizados. Iker Larburu, reconocido fotógrafo especializado en bodas, ha hecho de su arte una forma de narrar historias reales, capturando la belleza de cada celebración con un estilo auténtico y atemporal.

Con una sensibilidad única y un enfoque documental, Iker transforma cada imagen en un reflejo genuino de la conexión entre las parejas. A lo largo de su carrera, ha desarrollado un sello distintivo que lo ha convertido en un referente en la fotografía nupcial. En esta entrevista, nos habla sobre su trayectoria, su proceso creativo y la manera en que consigue plasmar la magia de cada boda a través de su lente.

¡Sigue leyendo y descubre su inspiradora visión!


¿Qué te inspiró a convertirte en fotógrafo de bodas?

¡Me pilló un poco por sorpresa!

Siempre he llevado la cámara conmigo y, un día, unos amigos me pidieron que la llevara a su boda. Era 2012 y fue una boda muy distendida y muy "ellos". Éramos tres amigos sacando fotos, cada uno a su manera (¡como podíamos!).



La verdad es que me lo pasé genial y la experiencia me sorprendió para bien porque, en resumen, se trataba de observar, sentir, disfrutar de la compañía, de las cosas buenas de la vida e intentar crear un recuerdo que esté a la altura de lo vivido.


Ahí cambió mi forma de ver las bodas. Más tarde, cuando decidí dedicarme a esto, esa sensación fue creciendo, ¡y aquí sigo! Igual de motivado, casi 10 años después :)



¿Cómo describes tu estilo?

Me gusta fotografiar las bodas de la misma forma en la que miro el mundo. Creo que la vida, por momentos, puede ser un espectáculo maravilloso. Y las bodas tienen la capacidad de reunir, en un solo día, gran parte de las cosas más bonitas que existen.



Así que intento transmitir todo eso en imágenes que sean creíbles, a través de un estilo documental, aunque con algunas pinceladas de estilo editorial y foto artística. Siempre pendiente del factor humano, que para mí es el mayor tesoro de cualquier boda.



A nivel estético, me esfuerzo en crear un reportaje interesante y variado, cuidando los detalles. Las bodas son un festín para los sentidos y una montaña rusa de situaciones, y por eso intento hacer honor a toda esa diversidad.



Creo que es bueno que en un mismo reportaje puedan convivir fotos elegantes con otras más salvajes, momentos que siguen el guión con imprevistos (que luego se convierten en anécdotas), fotos sugerentes, otras más sencillas pero importantes, alguna totalmente inesperada... no hay nada escrito, todo vale y todo está bien.



¿Qué aspectos clave consideras al fotografiar una boda en un entorno como Son Sampol?

Conocer la finca y cómo funciona la luz en los distintos espacios es algo que siempre ayuda. En ese sentido, Son Sampol ofrece muchas posibilidades.


Aparte de eso, creo que es importante entender la forma de ser de la pareja y cuáles son sus valores y expectativas. Y es curioso, porque cuando pienso en Son Sampol, veo que hay algo que se repite, y es la cercanía, en el mejor de los sentidos.



Ya sea una boda íntima o más grande, las bodas que he hecho aquí han brillado por la cercanía y el cariño con el que las parejas han hecho las cosas, cuidando los detalles más pequeños. Son parejas que miman a su gente y que quieren disfrutar de ellos en su boda.


Y eso está muy alineado con vuestra forma de ser y de hacer las cosas, y me encanta.



¿Cómo logras capturar los momentos más importantes de la boda manteniendo la naturalidad y espontaneidad?

Actuando con naturalidad (y también un poco de maña, a veces). Me gusta mezclarme con la pareja y los invitados. Contar la boda desde dentro, como si fuera uno más. Es donde está el jugo.



Por supuesto, hay momentos en los que hay que dejar un poco de espacio y dar un paso hacia atrás. Pero sí, en general, trato de conectar con la gente y formar parte del día, es como más disfruto.



¿Tienes algún consejo para las parejas que buscan el fotógrafo ideal para su boda?


¡Claro! Voy a lo básico, para hacerlo fácil:


Tened en cuenta que los fotógrafos, igual que las fincas, tenemos una disponibilidad muy limitada. Así que, lo primero: mirad este tema con tiempo y, en cuanto tengáis la fecha confirmada, consultad disponibilidad.


A la hora de buscar, Instagram es un buen punto de partida, porque nos pone a todos en un mismo molde y en un minuto ya tenéis una primera idea.



A partir de aquí, deberíais ver reportajes más a fondo (web, galerías), para entender mejor el trabajo completo. Y por último, una videollamada siempre será algo positivo, para aclarar dudas y ver qué sensaciones tenéis.


Ah, y puede que lo más importante: elegid a alguien en quien podáis confiar… ¡y confiad!


Dejaos llevar, el día de la boda es para que estéis presentes, en cuerpo y alma. Todos los profesionales que os vamos a acompañar estaremos listos para dar lo mejor de nosotros mismos..



¿Cuál es el mayor reto al fotografiar una boda?

¡El equilibrio, siempre!

Durante el día hay muchas cosas de las que estar pendientes: estar atentos a los tiempos, cuidar la narrativa, gestionar las fotos de grupo, anticiparse a ciertas situaciones, no bajar la guardia en momentos clave, coordinarse con el resto de proveedores, ayudar a los novios en momentos puntuales, reaccionar a imprevistos... es un cúmulo de pequeños retos que se van sumando.



Así que, el mayor de todos puede que sea encontrar el equilibrio entre todas esas partes, a la vez que damos a la creatividad el espacio que necesita.



¿Cómo te preparas antes de la boda para asegurarte de que todo salga perfecto?

La parte técnica y del equipo es innegociable, soy muy estricto con eso. Llevo equipo de respaldo por duplicado y hasta triplicado (cámaras, objetivos, baterías, tarjetas, flashes...) y dedico un buen rato a revisar todo antes de cada boda. Ocurre lo mismo con las copias de seguridad.



Después, por el lado de la logística, es importante establecer bien los tiempos, con parejas y planners. Y añadir algún pequeño margen, sobre todo al inicio del día.


Si esas dos cosas están bien, la parte artística podrá brillar al máximo, y el trabajo será menos trabajo y más disfrute.


Así que lo único que queda es llegar a la boda fresco, con la mente abierta y preparado para disfrutar del día.



¿Qué es lo que más te gusta de fotografiar bodas en lugares especiales como Son Sampol?

Son Sampol tiene esa cercanía, ese ambiente de "hogar", es como un oasis de paz que te da la bienvenida desde que te adentras en el camino. Tal vez en parte por estar rodeado de naturaleza.


Además, es una finca con infinidad de rincones llenos de historia y carácter. Trabajar con esa variedad de espacios y diversidad de luces es una gozada.


El toque final lo pone la buena atención que nos dais siempre a los proveedores y lo preparada que está la finca. ¡Es un placer trabajar aquí!



¿Qué es lo que más te apasiona de la fotografía y cómo lo aplicas a las bodas?

Pues mira, a veces somos un poco hostiles con nosotros mismos, ¿no? Tenemos esa percepción de nosotros un tanto injusta, que nos hunde y nos hace daño.



A lo largo de estos años fotografiando bodas, me he ido dando cuenta de que tengo en mi mano la oportunidad de hacer ver a los demás lo bonitos, valiosos y especiales que son.



Y no sólo por mi forma de mirarlos y fotografiarlos, sino por el amor y el cariño que se regalan entre ellos. Dejar constancia de ese amor entre la pareja, y de sus familiares y amigos hacia ellos, creo que es una de las mejores cosas que puedo hacer con la cámara.

Ofrecerles ese lugar al que mirar cuando se nos olvida.


Si, además, consigo regalar esa mirada amable a algunos invitados, ¡no puedo pedir más!



¿Cómo ha evolucionado tu estilo fotográfico desde que comenzaste a fotografiar bodas?

Ha ido madurando conmigo. Soy bastante crítico con lo que hago y siempre intento ampliar la forma en la que fotografío, ya sean bodas o cualquier otro tipo de trabajo.



Así que suelo estar al tanto de las tendencias y sigo aprendiendo asistiendo a congresos y cursos, tanto online como presenciales, de la mano de otros fotógrafos. Últimamente, he ido incorporando un estilo un poco más editorial para algunos momentos. Y también le he hecho un hueco en mi trabajo a una fotografía más orgánica o imperfecta.



¿Qué es lo que más disfrutas al trabajar con parejas en su gran día?

Sin duda, el hecho de estar en “primera fila” durante todo el día y ser testigo de ese espectáculo, ¡es un regalo! Claro que es un trabajo intenso, física y mentalmente. Pero es un trabajo precioso.



No es sólo que me apasione la fotografía. Es que, además, me contratan para capturar la belleza de un día lleno de matices y para ser testigo del cariño y la energía de un grupo de personas que trae lo mejor de cada casa. ¡Cómo no lo voy a disfrutar!









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